Dormir en tus ojos.

Hace unas semanas, aprovechando el natalicio 2014 de Jesús, te escribí el primer esbozo de lo que veía venir. No fue solo una pobre definición del arte, fue entregarte la tinta de mis letras, tinta que he forjado durante años esperando un día obsequiarlas. Vertí algunos garabatos sobre el papel con la seria intención de robarte una sonrisa. Este escrito, como ya adivinaste, acude a muchas licencias narrativas, y que no pueden ser entendidas en su estricto sentido, por ello, pido disculpas, es la única manera que conozco al escribir.

No es una declaración de amor, por el simple hecho que son aburridas las  historias donde el bombear sangre y enamorarse parece ser una misma cosa. Algunas personas prefieren ser poco más materiales, regalan guayabas o chocolates para tener esa "atención"; yo te regalé un poema (robado, pero al final lo necesito mucho más que el poeta). Quiero que un día si encuentras de nuevo este incipiente escrito, recuerdes el presente, que para entonces lo llamarás pasado.

La fijación por tus ojos no me quita el sueño, me duerme en ellos. El olor de tu piel insufla pulsiones que yo creía muertas, entregándome a los instintos, nada menos horrible para un calculador como yo. Este escrito es una confesión culposa, un manifiesto de rendición de mis sentidos ante el ejército de tus caderas, sinuosidades que invitan al pecado. 

A Chole









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