2013, un año para crecer.

Hay una nueva inspiración en mi vida, o quizá no tan nueva, pero sí recuperada. No lo termino por aceptar porque la pensaba muerta hace meses, años quizá. Había dejado de existir en mi interior y la creía convertida en anhelo, de esos que te acompañan hasta la vejez y te hacen preguntarte que sería de tu vida si lo hubieras defendido con ahínco. No, no quiero esperar ser longevo ni mucho menos, tiempo no existe, pero hay que hacerlo de alguna forma, inclusive a cuestas de sacrificar las tan deliciosas horas de sueño, tan solo como en los viejos tiempos. Y no, no es que duerma en exceso, sólo es que de algunas semanas, meses, o no sé cuánto, he dejado de pensar en el saber y pensado más en mi, en mi felicidad como humano, un mortal que busca la satisfacción como las demás personas, a través de buenos momentos y no de grandes obras.

Técnicamente había quedado apenas activo, el día a día con mentes mediocres y acomodaticias me infectó y me volvió casi como ellos, dándole los santos óleos a la mejora continua y a la investigación de temas más avanzados, sí, a la investigación y reproducción de temas interesantes. No es que alguna vez hubiera tocado alguno directamente ni mucho menos haber creado conocimiento en la materia, pero sí estaba en vías de hacerlo y por esfuerzos no estaba quedando. Oh que decepción de mi, y mis capacidades.

Ahora retomo con voraz apetito los viejos libros, desempolvarlos es menester ahora, y gusto me da que sea de la forma que lo estoy haciendo, en pro de ir un paso más allá, o dos, o tres, o los que sean que tengan que ser.

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